La digitalización ayudará a las pymes a acelerar su recuperación
Luis Matosas López, Universidad Rey Juan Carlos
A la hora de evaluar la situación económica en un país resulta frecuente considerar variables como la balanza comercial (diferencia entre exportaciones e importaciones), la inflación (subida sostenida de los precios), o el PIB. No obstante, estos no son los únicos indicadores que se deben contemplar. La tasa de desempleo y el nivel de actividad empresarial resultan también muy relevantes para este propósito.
El desempleo en el momento actual
Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) indican que, entre los años 2015 y 2019, el desempleo en España había seguido una tendencia decreciente. En ese periodo se pasó del 23,7%, contabilizado durante el primer trimestre de 2015, al 13,7% observado en el último trimestre de 2019. Sin embargo, esa tendencia se vio revertida durante el pasado 2020.
Un año después del inicio de la pandemia hay 401.328 desempleados más que entonces y 743 628 trabajadores acogidos a ERTE (expediente de regulación temporal de empleo). Aunque los datos más recientes presentan una cierta mejoría: en marzo de 2021, 59 149 personas consiguieron un empleo. Así, España tiene ahora 3 949 640 de parados, un 16,13% de personas desempleadas.
Esta coyuntura ha afectado más a determinados colectivos. Muestra de ello son las tasas de paro en menores de 25 años, mayores de 55, o mujeres. El mayor paro femenino permite identificar una evidente brecha de género en prácticamente todas las comunidades autónomas.
El descenso de la actividad empresarial
En lo que atañe a la actividad empresarial, la situación sanitaria derivada de la covid-19 también ha impactado de manera determinante en el sector productivo. Esto ha afectado a compañías de cualquier dimensión. Pero ha tenido, sin lugar a duda, especial incidencia en las pequeñas y medianas empresas (pymes).
Durante el segundo semestre de 2020, casi seis de cada diez pymes vieron reducida su actividad. Este dato se incrementa hasta siete de cada diez al considerar, de forma específica, la actividad de los comercios durante el estado de alarma.
Tal situación hizo que, durante el segundo semestre de 2020, entre un 30% y un 50% de las pymes españolas (dependiendo de su tamaño) se viesen forzadas a realizar ajustes en sus plantillas. Ajustes que, en la mayor parte de los casos, han implicado despidos o reducciones en la jornada laboral de los trabajadores.
Inmersión tecnológica para la recuperación empresarial
Esta preocupante minoración de la actividad económica y empresarial ha impulsado a pymes y comerciantes a iniciar (o al menos considerar) la transformación de muchos de sus procesos. Transformación que pasa por la inversión en nuevas tecnologías y la digitalización de ciertos procedimientos.
Ya antes de la crisis provocada por la covid-19, un 12,9% de las pymes había recurrido a prácticas de comercio electrónico para mantener su actividad. Además, un 14,3% había aumentado, con el mismo propósito, su inversión en TIC y digitalización.
Según los datos del estudio sobre Indicadores de Confianza Empresarial (Módulo sobre el impacto de la covid-19) del INE, la previsión para el primer semestre de 2021 es que entre un 13,8% y un 24,5% de las pymes lleve a cabo inversiones para la digitalización de sus procesos. Más específicamente:
- El 13,8% de las pymes de menos de 10 asalariados.
- El 21,8% de las pymes cuya plantilla cuenta con entre 10 y 49 asalariados.
- El 24,5% de las pymes con más de 50 empleados.
Esta medida no es la única alternativa para la revitalización de la actividad empresarial. Sin embargo, destaca dentro de una batería con otras muchas medidas que las pymes prevén adoptar en este primer semestre del 2021, tales como:
- La introducción de nuevos productos.
- La utilización de canales alternativos de venta.
- La inversión en la formación de sus trabajadores.
- La apertura a nuevos mercados.
- La recuperación de empleados en ERTE.
Un nuevo horizonte para las pymes
La covid-19 ha incidido negativamente en la actividad de la inmensa mayoría de las pymes españolas. Estas han visto minorada su actividad de manera sustancial, lo que ha llevado a muchos negocios maduros y afianzados al borde del cierre.
La nueva normalidad ha confirmado la crudeza de una realidad que ya se podía intuir durante el confinamiento. Pero este panorama, a priori poco esperanzador, abre un nuevo horizonte para las empresas, con oportunidades para el cambio y la exploración de nuevas vías de actuación.
La inversión en nuevas tecnologías y digitalización es una de ellas. A fecha de hoy, muchas pymes están abordando procesos de reconversión digital. Y, con seguridad, en los próximos meses muchas otras también lo harán.
Sin la urgencia de la crisis, muchas empresas habrían seguido postergando durante años estos procesos, pese a ser conscientes de su valor. Estos son algunos ejemplos de las inversiones recientes en tecnología y digitalización:
- El diseño de catálogos de productos en formato web.
- El empleo de canales móviles como herramienta de interacción con el cliente.
- El diseño de campañas de marketing en formato digital (correo electrónico, redes sociales…).
- La creación de pequeñas plataformas de comercio electrónico.
La pandemia ha trastocado las economías a todos los niveles. Sin embargo, esta situación también ha actuado como elemento acelerador en los procesos de digitalización de muchas empresas. En el medio plazo este hecho reforzará la actividad de multitud de pymes, mejorando con ello la solidez del entramado empresarial español.