Una mente sana en un cuerpo sano y viceversa
José Luis Ferrán, Universidad de Murcia
“Hacer ejercicio es bueno para perder peso y disminuye el riesgo de obesidad”. “Estar en forma nos aleja de un infarto”. “La actividad física mejora nuestro estado de ánimo y nuestra salud mental”.
Seguro que no es la primera vez que lee alguna de estas afirmaciones. Sin embargo, ¿sabe qué ocurre en nuestro cerebro cuando la actividad física mejora nuestra salud?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la inactividad física está entre los principales factores de riesgo de mortalidad global. De hecho, hay abundante evidencia sobre que el ejercicio contribuye a retrasar la aparición de al menos 40 enfermedades crónicas.
Diversas investigaciones han demostrando que la práctica regular de ejercicio previene la fragilidad ósea en edad avanzada. Por el contrario, una baja forma física puede aumentar el riesgo de mortalidad por cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Los estudios indican, además, que la actividad física mejora la salud mental. Es más, su práctica regular se considera una alternativa en la prevención de la depresión, alzhéimer o párkinson.
Por todo ello, en la actualidad uno de los grandes desafíos es reducir el comportamiento sedentario y promover la actividad física en adultos.
Cómo funciona el cerebro durante el ejercicio
Recientemente, investigadores de las universidades de Castilla-La Mancha, Jaume I, de Murcia, Politécnica de Cartagena y la de Valencia han formado la red de investigación Brainactivity.
Financiada por el Consejo Superior de Deportes, la red agrupa a científicos de disciplinas muy diferentes. El interés común es comprender cómo funciona el cerebro cuando el ejercicio es beneficioso para la salud.
Como decimos, los integrantes de la red son especialistas en campos muy diversos. Algunos desarrollan investigaciones en humanos para conocer cómo se adaptan los órganos de los pacientes mayores al ejercicio. Otros trabajan en el análisis de la respuesta emocional en la práctica deportiva. También buscan comprender cómo el ejercicio puede revertir la obesidad en pacientes con hipertensión.
También hay quienes investigan acerca de cómo el cerebro regula la actividad física o su relación con la pérdida de peso u otro tipo de respuesta metabólica. A esto hay que añadir las investigaciones sobre cómo es la respuesta de nuestro cerebro en función de la hora en la que realizamos la actividad física.
Además, la red cuenta con expertos en análisis matemáticos. Su labor es aportar modelos que puedan, por ejemplo, predecir resultados experimentales.
¿Tiene el mismo efecto correr por la mañana que por la tarde o por la noche? El ejercicio durante la adolescencia, ¿tiene beneficios a largo plazo para la salud? ¿Por qué la actividad física durante el envejecimiento mejora nuestra respuesta motora? ¿Cuál es la relación entre nuestro estado de ánimo y la respuesta física?
Estas preguntas están relacionadas con el papel de nuestro cerebro en la mejora de la salud a causa de la actividad física.
¿Qué objetivos persigue Brainactivity?
Brainactivity surgió hace un año ante la necesidad de acercar la experimentación “básica” en modelos animales a investigaciones “aplicadas” en humanos.
Su objetivo es establecer estrategias prioritarias que permitan estudiar los mecanismos neurales. Aquellos que se activan durante el ejercicio cuando se producen mejoras en la salud.
Actualmente y mediante modelado matemático, analizan qué investigaciones han sido publicadas como prioritarias en las últimas décadas en el campo de la neurobiología del ejercicio.
De esta forma, esperan ver en qué medida los estudios publicados satisfacen los intereses de la sociedad. El análisis, además, contribuirá a tener una visión actualizada sobre este campo de investigación.
Son numerosos los estudios en humanos que indican que hay una relación entre el desarrollo de actividad física y la mejora de la salud. Sin embargo, existe una importante laguna de conocimientos sobre los mecanismos cerebrales gracias a los que el ejercicio produce efectos sobre la salud.
Comprender cómo funciona nuestro cerebro en respuesta a la actividad física podría mejorar la calidad de vida de la población y disminuir el gasto público en salud.
Mens sana in corpore sano
La expresión “Mens sana in corpore sano” fue acuñada por un autor romano aproximadamente en el siglo II de nuestra era.
Aunque originalmente se interpretaba como “oremos para una mente sana en un cuerpo sano”, en realidad nos habla de la íntima relación y dependencia entre el cerebro y el resto de los órganos y sistemas que componen el cuerpo humano.
El desequilibrio del cerebro puede afectar la funcionalidad del organismo, y la actividad física puede ayudar a restablecer o mantener equilibrios alterados, incluidos los observados a nivel cerebral.